Henry Spencer Martes, 12 agosto 2014

Una conversación con Miseliti. Planeando de madrugada la película «Gisela»

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Me despierto de madrugada. Debe faltar poco para que amanezca, pienso, porque, aunque es de noche, algunos pajarillos ya anuncian tímidamente la mañana..

¿Y ahora cómo hago para dormir?, me pregunto mientras intento estirar mi brazo, aun medio dormido, hacia mi S4 para revisar Twitter.

El problema es que si cojo el teléfono, ya no dormiré. Porque tampoco es que tenga sueño, pero si empiezo mi día a esta hora (estando en Twitter, saliendo a correr, duchándome, viendo series, todo en ese orden) 8 o 9 de la noche ya estaré buscando mi almohadita.

Obviamente, termino con el teléfono en la mano.

Son las 4:36 am.

Entro a distraerme viendo los tuiteos madrugadores -siempre interesantes, con un tono distinto, mucho menos apasionado que los del día- y encuentro un tuit de Gisela.

“Y ahora cómo hago para dormir”, dice.

Sonrío.

Le hago reply con una respuesta super tonta, pero que, al menos para mí, tiene como única finalidad pasar la voz al otro que ya se despertó (o que no puede dormir) o decirle “hola” al que abrió los ojos un ratito para visitar brevemente el baño y, claro, Twitter.

-“¿Ovejitas?”, le sugiero para el sueño
-“Spencer, anda duerme”, me responde

Aprovecho para lanzarle, nuevamente, una propuesta que le hice en verano.

-“¿Te he dicho que quiero hacer contigo una película donde te interpretes a ti misma? Ahh, sí. Y me choteaste”
-“Es que después me van a decir cosas horribles como ¿qué? ¿otra vez esa chica en el cine? o que estoy overrated o qué.
-“Qué importa lo que diga la gente. La cosa es pasarla bonito. Te llamarías “Gisela”, y estos tuits serían el inicio de la película.

(Conozco a Gisela desde el 2007, gracias a una conversa en La Habitación de Henry Spencer que grabamos en un parque cerca a su casa.
Desde el primer minuto sentí que se aburría mucho. Estaba seria, pausada, como si charlara de modo relajado con un amigo de todos los días y no con una persona que recién conocía y que la grababa con una cámara.
Al llegar a casa vi la grabación y cambié de idea.
Pensé que Gisela, al contrario, estaba cómoda y no sentía la necesidad de aparecer con el “entusiasmo” característico de cualquier entrevista mediática.
Me pareció algo fascinante).

-“Ya, ¿y de qué va la película”, me tuitea de vuelta.
-”Eres tú. Una actriz a punto de filmar una nueva película que está preocupada porque la gente diga ¿qué? ¿otra vez esta chica en el cine?”
-“Ja. “Una actriz que anda bien preocupada en general”, sería. Pero qué, ¿es esto un documental o algo así”
-“No, es ficción. Pásame tu teléfono”

Y me siento huevón. Qué hago pidiéndole su teléfono a las 4 de la mañana para hablarle de una película pastrula donde básicamente quiero que haga de ella, pienso.

Me manda su número telefónico por mensaje directo.

La llamo.

-“Amigo Spencer”, contesta con la tierna voz de adolescente con la que habla en muchos de los episodios de La Habitación de Henry Spencer.
-“Amiga piseli, no es un documental. Es una película de ficción donde interpretas a un personaje basado en ti misma. Estoy seguro sería una cinta muy bonita”

Se queda en silencio unos segundos, pensando.

De pronto, me llena de preguntas.

-“¿Y quién más juega? ¿El final es feliz? ¿Cantamos todos? ¿Hay magia involucrada? ¿Magia como cosas mágicas de la vida, bonitas?”
-“Claro”, le respondo, “el final es lindo porque terminas grabando la película sobre la que tenías dudas. Y es un éxito. La gente se enamora de ti, porque siente te conoce un poquito más. Conoce a “Gisela” más”

Se queda en silencio de nuevo.

Regresa con entusiasmo y me reclama.

-“Pero después tendré que esforzarme el triple cada vez que actúe”
-“No, no tendrás que esforzarte el triple. La gente ya conocerá a “Gisela”, que eres tú, y ahora verán a Gisela interpretando personajes”
-“Ya, está bien”, me dice a las 5:15 am por teléfono.

Y se ríe, tranquila, como si acabara de escuchar un bonito chiste.

-“¿Qué fue?”, me río también

Suspira.

-“Qué bonita esta conversación sobre la película. ¿Y ya sabes cómo empezaría?”
-“Claro, contigo contándole a alguien, como me contaste a mí una vez, por qué miseliti”
-“Giselita, amiga Giseliti, amiga piselita, amiga miseliti, miseliti”
-“Claro”
-“¿Entonces qué? ¿La película se llama miseliti?”
-“No, la película se llama Gisela”
-“Ah, ok. Gisela. Me gusta”

Y luego de un ratito cortamos el teléfono.

Todavía no amanece.

Mira el episodio 001 de #LaHabitacion007 con Gisela Ponce de León: