Henry Spencer Martes, 2 septiembre 2014

Tuvieron que pasar tres años para esta entrevista con Manuel Gold

manuel
“Si alguien conoce a Manuel Gold, díganle que lo admiro mucho y que quiero ser su amigo”, tuiteé a la salida de “Un hombre con dos jefes”, obra donde Manuel entrega al público hasta la última gota de energía que contiene su cuerpo.

Ya me había cansado de llamarlo, mensajearlo, whatsappearlo, sin obtener respuesta alguna.

Habían pasado 3 años desde que el buen Jesús Alzamora, su compañero polizonte, me jugó su teléfono para contactarlo para un episodio de La Habitación.

Me había cansado ya de hablar con sus amigos, colegas, conocidos, para que traten de interceder por mí (“así es ese huevón”/“no hay manera de contactarlo”/«nunca responde el teléfono”/»no le importan mucho las entrevistas”/”se queda en su casa jugando Super Nintendo y nunca contesta el teléfono”/”hasta de chambas lo llaman y no contesta”/”todos somos un poco la nana de Manuel”/etc).

Un día, de la nada, tras una breve coordinación con el equipo de producción de la obra teatral, Manuel llegó a mi casa para grabar.

La conversación que tuvimos la noche anterior por WhatsApp fue de lo más tierna e inusual, como de dos chiquitos que son juntados, a la fuerza, por sus mamás para jugar.

-Luis Carlos
-Hola, Manuel!
-¿Quieres que te lleve algo mañana?
-¿Algo? ¿Quieres traer algo?
-En realidad no. Pero siempre es bonito preguntar.
-Ahh, ya. Trae lo que creas que quieres traer. Lo recibiré con alegría.
¿Juegas Super Nintendo?
-No, me quedé en el Nintendo NES, el primero.
-Ahh, ok. Igual te llevo algo.
-Ya, pues. Te veo.
-Te veo.

Ese día, grabando y conversando luego de 3 años de perseguirlo, entendí muchas cosas de Manuel.

-“Tienes razón. Yo también paro en mi sofá escuchando música, y puedo pasar días y días enteros sin prestar atención a otras cosas o contestar el teléfono para otros asuntos”, le conté emocionado.
-“¿Y para ti eso es estar ocupado, cierto? Igual para mí con mis videojuegos”, respondió en un modo de razonamiento que muchos, seguramente, no entenderán.

Obviamente, lo puteé y huevoneé todo lo que quise, confianzas que me doy, por hacerme esperar tanto para conocerlo, y me sentí parte de ese club de los que siempre seremos un poco niños y vivimos una realidad alternativa, obsesiva, especial, que nosotros mismos creamos y cuidamos tanto del mundo exterior, con el que tenemos que lidiar de vez en cuando.

Si alguien conoce a Manuel Gold, díganle que lo admiro mucho y que quiero ser su amigo.

Yo, por mientras, estoy tratando de ser su pata enviándole audios de WhatsApp con el único mensaje de “¿¿¿POR QUE CHUCHA NUNCA CONTESTAS EL TELÉFONO, HUEVÓN???”, audios que, por supuesto, nunca responderá.

Mira el episodio 018 de #LaHabitacion007 con Manuel Gold: