Henry Spencer Miércoles, 16 septiembre 2015

Por qué yo (no) soy Youtuber

Yo nunca me ha llamado a mí mismo “Youtuber”. No me gusta la palabra, ni cómo suena ni lo que significa o trae detrás.

Tampoco soy “Facebooker”, ni “Tuitero”, ni “Wordpresser” (mi blog está en la plataforma de WordPress), ni “Instagramer” o “WhatsApper” o cualquier etc con -er al final.

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“Es que sí eres Youtuber, pues. Porque en esa plataforma subes tus contenidos”.

Tampoco. Trepo a Twitter y Facebook todo el día contenido original creado de manera específica para cada red, así como, por otro lado, trepo episodios en video a Youtube.

Oye, pero cada vez más gente sube video a, y solo a, Facebook. ¿Serían los “Facebook-video-ers”?.

Cuando yo inicié casi todos tenían su blog en Blogspot, pero nadie era “Blogspotter”. Eramos, somos, bloggers. Y los que hacíamos post en video, videobloggers. Así de bonito y sencillo.

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Videoblogger. Qué bonito suena, carajo.

Cuando yo inicié, también, Youtube se veía feo, y aunque subieses tu video en buena o aceptable resolución (sí, hablamos de la era pre HD), la compresión de la misma plataforma te lo dejaba “en bajita”, baja resolución.

Por eso, algunos optamos por, de modo paralelo, trepar nuestro contenido a Dailymotion, otra plataforma para subir video. Luego, al toque nomás, apareció Vimeo, un espacio -preferido por publicistas y cineastas- que innovó con extraordinarias posibilidades en HD, inclusive antes que Youtube.

Y no habían Dailymotioners, ni Vimeo-ers, ni nada de eso. Habían, hay, videobloggers o, simplemente, generadores de contenido en video.

Por eso me saca un poco de ronchita cuando la gente, orgullosísima, se llama así misma, y sin pensarlo mucho, “Youtuber”, pues siento que no caen en cuenta que, más allá de la manoseadísima etiqueta, son mucho más que eso. Son extraordinarios generadores de contenido -a quienes admiro muchísimo, cada uno con su estilo bien ganado- independientemente de la plataforma a la que lo suban.

videobloggers

Y vamos, Myspace (¿habían “myspacers”?) y Hi-5 eran tremendos reyes que en su máximo apogeo desaparecieron, y aunque es bien poco probable (¿o es muy probable, más bien?) que Youtube desaparezca, sí es posible que cambie, mute, se convierta (¿no está pasando ya?) en una cosa distinta, o mejor aun, aparezcan nuevas y mejores plataformas.

Hace poco publiqué un libro electrónico. Algunos despistados, se los agradezco a mil, me llamaron “escritor”, algo que me hace sentir orgulloso.

Menos mal que en el mundo literario nadie se toma las cosas tan al pie de la letra como para llamarme “Worder” (porque las historias de mi libro las escribí en Word).

PD. Mi editor me dice que Casciari, a quien todavía no tengo el gusto de leer, conocer y obsesionarme con su chamba, escribió algo parecido. Qué pajola.